Fuente: Diario de Mallorca
La presencia de especies de tiburones como el marrajo, el gris, el cobre e incluso el temido blanco no es ajena en Balears. Aunque potencialmente peligrosas para el hombre, nunca ha habido ataques
Un tiburón fotografiado la pasada semana en Sóller que los expertos creen que es una tintorera por la posición de su aleta dorsal. D.d.M
I. Olaizola Palma En las costas de las islas está documentada la presencia de varias especies de tiburones potencialmente peligrosas para el hombre como la tintorera, el marrajo, el tiburón gris (que hoy se puede ver en el Aquarium de Palma) o el cobre, muy similar al anterior, e incluso del temido blanco, explica el biólogo marino Gabriel Morey. Este especialista en escualos especifica sobre el tiburón cobre que el último avistamiento de esta especie de la misma familia que la tintorera se produjo el año pasado en Cabrera.
“Se trata de especies potencialmente peligrosas para el hombre, pero no creo que haya ningún lugar en el mundo con una mayor concentración de turistas bañándose y nunca ha habido ningún ataque porque se trata de tiburones de mar abierto, que es raro que se acerquen a la costa y ataquen al ser humano. Es más peligroso el pez aranya, habitual en los fondos arenosos y tremendamente agresivo en los meses de abril y mayo, cuando se reproduce”, matiza.
Pese a que este verano se hayan dado varios avisos de cetáceos varados con dentelladas en sus cuerpos –en Port des Canonge, Estellencs– así como desgarros de pescados enganchados en artes de palangre –Deià–, y que incluso se haya tomado una imagen de un escualo cerca del Port de Sóller (la imagen que ilustra este reportaje), este especialista les resta importancia y niega que se trate de hechos inhabituales.
“He visto la foto publicada en DIARIO de MALLORCA de un delfín con el lomo desgarrado que ha aparecido en el Port des Canonge y en este caso puedo asegurar que se trata de varias mordeduras superpuestas de varios escualos, con mucha probabilidad tintoreras”, baraja Morey, que revela que realizó un estudio durante varios años en el que se revisaron varamientos de cetáceos en las costas baleares y se llegó a una conclusión: que el 15% de los ejemplares hallados presentaban mordeduras de tiburones y que la mayoría de estos ataques se habían producido post mortem, esto es, que el cetáceo había fallecido por alguna causa indeterminada en alta mar y que durante su periplo hasta la costa había servido de alimento para los escualos, que el especialista recuerda que también son carroñeros.
A este biólogo también le ha llegado, de manera interpuesta, la historia de que a unos pescadores profesionales de Deià que utilizan artes de palangre les están apareciendo sus capturas –en ocasiones peces espadas y emperadores de gran tamaño– mutiladas por grandes mordeduras, que Morey también achaca a tintoreras.
Hasta 3,5 metros
Sobre la foto que ilustra este reportaje, tomada en Sóller la pasada semana, y con todas las cautelas de una imagen tomada de un animal sumergido, Morey apunta a que se trata de una tintorera “por su aleta dorsal, que está bastante atrasada. Esta especie puede llegar a medir hasta tres metros y medio y, como los marrajos, tienen un margen de movimiento muy grande. Hoy pueden aparecer aquí y mañana estar en Cerdeña. Raramente se acercan a la costa. El delfín mordido que ha aparecido en el Port des Canonge es común o listado, especies ambas más oceánicas que, a diferencia de otras como el mular, raramente se ven por el litoral”.
“En el mar hay tiburones”, sentencia el especialista, que lamenta no obstante que cada vez haya menos como consecuencia de una tasa de reproducción baja y un exceso de pesca, lo que esta provocando la disminución de sus poblaciones y perjuicios para el ecosistema que este especie regula.
En todo reportaje sobre tiburones es obligado hablar del gran blanco, la especie más temida y tampoco ajena al litoral balear. “Desde 1920 hasta 1976, en que se capturó en el Cap Farrutx el último blanco, de cinco metros de longitud, se habrán pescado más de una treintena de ejemplares en todas las islas. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo ha incluido en su listado de especies en peligro de extinción. En Mallorca, el mayor número de ejemplares se pescaron en las bahías de Alcúdia y Pollença, porque el blanco se alimenta de atunes y ahí se colocaban las almadrabas”, ilustra este biólogo marino, que especifica que la merma de esta especie esta vinculada a la desaparición de su principal sustento, el atún.
“La última aparición de un blanco, hace un año, fue en las costas de Túnez, precisamente cerca de unas jaulas de engorde de atunes”, concluye Gabriel Morey su repaso a las especies de tiburones avistadas en las islas.